Qué curioso me resulta estos días leer en los periódicos y escuchar en medios audiovisuales el seguimiento que se realiza de las huelgas en Francia.Cómo gran parte de los medios de comunicación tratan con cierto respeto las movilizaciones del país vecino, y cómo contrasta con la deslegitimación y criminalización de la movilización que a infinita menor escala se generó en el estado español por un paquete de medidas mucho más crudas que la de alargar la edad de jubilación, medida que nuestro desgobierno, también ha decidido aprobar con el apoyo untado de PNV y Coalición Canaria.
Los medios de manipulación de este estado han apalizado a la huelga y a los huelguistas, han hecho oidos sordos a los motivos más que justificados para una movilización más radical y se han dedicado a repartir bastonazos para tratar de debilitar a las voces que disienten y buscan alternativas al pozo oscuro donde nos quieren arrojar. No quiero ni imaginar que no dirían si la movilización hubiese adquirido la magnitud de Francia, a cuántos no nos habrían crucificado ya por antisistemas, terroristas o protestones, vaya usted a saber. A pesar de ello no nos debemos dar por vencidos, no podemos cesar en la lucha. Y es que el poder de cambiar las cosas, de ser los dueños de nuestro futuro está en las calles, en las plazas, en los mercados, en las fábricas, en los centros de trabajo, en los institutos, en las universidades, en nuestras casas, está en nuestras manos y nada de nada es inamovible si nos empeñamos en ello.
Añado el manifiesto de denuncia de cien académicos catalanes respecto a la actual política de criminalización de los movimientos sociales:
DIGAMOS BASTA A LA CRIMINALIZACIÓN DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES:
"Las y los abajo firmantes, profesoras y profesores de las universidades catalanas, denunciamos la actual política de criminalización de los movimientos sociales por parte de la gran mayoría de medios de comunicación de nuestro país y de muchos responsables políticos de las instituciones que lo gobiernan. Se ignora, se esconde, se desinforma y nunca se dialoga con el abanico de propuestas y alternativas que desde estos movimientos sociales se están haciendo en todas partes, para transformar y dar nuevas opciones de vida en sociedad.
Focalizar en ciertos episodios violentos, sin ni siquiera escuchar la contestación y la voz de los movimientos sociales a los que se ataca es directamente criminalizarlos; construir el chivo expiatorio y desviar la atención ciudadana de los conflictos reales en los que estamos inmersos más que nunca en nuestra sociedad: el paro, la pobreza y la exclusión social, la desigualdad creciente entre grupos, el recorte constante de los derechos sociales, el debilitamiento de las reivindicaciones del movimiento obrero organizado, el racismo y la xenofobia, la corrupción política y su impunidad, la violencia contra las mujeres, la dureza y la severidad del control penal contra los más vulnerables, el índice creciente de encarcelamientos, detenciones, sanciones ... Espiral de violencia estructural en aumento. Una sociedad verdaderamente democrática, que debe respetar plenamente el derecho a disentir ya discrepar, no se lo puede permitir.
¡Digamos basta!
Cataluña ha sido, es y queremos que sea una sociedad de acogida y de refugio a la diversidad de todo tipo, a la diferencia de color, de sexo, de opinión y también de revuelta. Bienvenida sea.
Digamos basta a la invención mediática que etiqueta de antisistema a los movimientos sociales. Los movimientos sociales se sublevan, luchan y proponen que otro mundo es posible."