No me despediré sin haber corrido las puertas,
sin liberar los libros prohibidos,
sin extender alfombras de locura
ni alzar los puños por los locos,
No me despediré pétreo,
lapidado,
sin perseguir las huellas de los verdugos
sin acuchillar las sombra de los sicarios,
sin acuchillar las sombra de los sicarios,
sin levantar las voces de los muertos
No me despediré en silencio,
por el yugo de los depredadores,
sin extenuar mis dedos señalando
aquellos que debieran vivir marcados
por la miseria de sus actos,
No me despediré,
en tanto vivo,
y por lo que vivo,
no me despediré
oh, pero es un poema exacto, perfecto.no pasa de largo, se queda. Gracias por compartirlo, un abrazo, Silvia.
ResponderEliminarElocuente y profundo poema!
ResponderEliminar"...no me despediré en silencio
por el yugo de los depredarores..."
Un invitación contundente a evitar el estado de " lapidación" y a intentar liberar tantas prohibiciones injustas.
Mayúsculo!