lunes, 12 de septiembre de 2011

El 11S de Chile, el gran olvidado



Otras torres y el propio Palacio presindencial  de la Moneda en Santiago de Chile fueron también bombardeados otro 11S,  durante la ejecución del golpe de estado asestado por el general Pinochet con la complicidad amoral y apoyo interesado del gobierno norteamericano. El saldo de semejante barbarie, miles de muertos, desaparecidos y torturados, a lo largo de los años que la dictadura se mantuvo en la poltrona. Esa tragedia, que no se limitó a una manzana, ni a un pueblo ni a una ciudad, sino que afectó a todo el pueblo chileno y durante lustros tuvo como uno de los principales artifices al gobierno estadounidense, gracias tanto a su activa  implicación  en el golpe como a la posteriror colaboración con el regímen del dictador en aras a su permanencia en el poder.


Última alocución de Salvador Allende en "Radio Magallanes".
Santiago de Chile, 11 Septiembre 1973

"Seguramente esta es la última oportunidad en que me pueda dirigir a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Portales y Radio Corporación.
Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron... soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino que se ha auto designado, más el señor Mendoza, general rastrero... que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al gobierno, también se ha nominado director general de Carabineros.
Ante estos hechos, sólo me cabe decirle a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente.
Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen... ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.
Trabajadores de mi patria: Quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección. El capital foráneo, el imperialismo, unido a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara Schneider y que reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas, esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.
Me dirijo sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros; a la obrera que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la patria, a los profesionales patriotas, a los que hace días estuvieron trabajando contra la sedición auspiciada por los Colegios profesionales, colegios de clase para defender también las ventajas que una sociedad capitalista da a unos pocos. Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron, entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos... porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando la línea férrea, destruyendo los oleoductos y los gasoductos, frente al silencio de los que tenían la obligación de proceder: estaban comprometidos. La historia los juzgará.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz no llegará a ustedes. No importa, lo seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos, mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal a la lealtad de los trabajadores.
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de mi patria: Tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición, pretende imponerse. Sigan ustedes, sabiendo, que mucho más temprano que tarde, de nuevo, abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza, de que mi sacrificio no será en vano. Tengo la certeza de que, por lo menos, habrá una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición."



4 comentarios:

  1. "Para matar al hombre de la paz,
    para golpear su frente limpia de pesadillas
    tuvieron que convertirse en pesadilla,
    para vencer al hombre de la paz
    tuvieron que afiliarse para siempre a la muerte,
    matar y matar más para seguir matando
    y condenarse a la blindada soledad.
    Para matar al hombre que era un pueblo
    tuvieron que quedarse sin el pueblo"
    - Mario Benedetti -

    Me sumo al homenaje!
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Dicen que la historia la escriben los vencedores y ellos quieren creerlo así. Por suerte, normalmente, la historia la acaba escribiendo pueblo que el que entroniza a sus héroes.
    Me ha encantado el homenaje a Allende. Posiblemente uno de los pocos y de los últimos presidentes libres.
    Gracias

    Luis

    ResponderEliminar
  3. Dicen que la historia la escriben los vencedores y ellos quieren creerlo así. Por suerte, normalmente, la historia la acaba escribiendo pueblo que el que entroniza a sus héroes.
    Me ha encantado el homenaje a Allende. Posiblemente uno de los pocos y de los últimos presidentes libres.
    Gracias

    Luis

    ResponderEliminar
  4. Gracias Luis por tu comentario, tal y como bien dices la versión de la historia que se quiere contar la escriben los vencedores así como el olvido o la negación de lo realmente sucedido, y en este país nos sobran los ejemplos, pero la memoria es siempre refugio y bastión de las víctimas,
    Feliz año 2012

    ResponderEliminar