sábado, 8 de mayo de 2010

EL MONSTRUO DEL "CONFORT" Y EL MERCADO DE VALORES

Los mercados de valores caen, qué podrida gran contradicción mercados y valores, los valores convertidos en sardinas o huevos frescos. Los valores, como el "cariño verdadero" que decía la copla, ni se compran ni se venden, pero nos hacen creer que todo aquello a lo que damos valor puede ser objeto de transacción, de trueque o de venta. Podemos vender a nuestros padres, a nuestros hijos, a nosotros mismos, parece que sólo dependa del momento, del oportunismo financiero, de la mayor o menor seguridad o volatilidad de los valores. Pero los valores no son volátiles como bolsas de supermercados.

Las bolsas caen, nuestras vidas agarradas a las asas de las bolsas, de las bolsas de los aspirantes a pequeños burgueses caen , las almas de los aspirantes a pequeños burgueses caen hasta colarse por las rendijas de las alcantarillas. Y mientras, el destructivo monstruo de la comodidad, ese que aparece retratado en The Wall de Pink Floyd, se regocija masticando sus vísceras.

 En nuestras manos queda no transigir con la comercialización de nuestras vidas.



En todo caso para aquellos que siguen aspirando a ser pequeños burgueses, les recomiendo lean las "Instrucciones para ser un pequeño burgués" de Alberto Cortez que reproduzco:

I
Para ser un pequeño burgués,
ciertamente hay que estar preparado.
Aprender un poquito de inglés
y modales de superdotado.
Por aquello de ser o no ser,
es preciso tender muchas redes,
habitar un coqueto chalé
y soñar con tener un Mercedes.
La mujer de un pequeño burgués,
deberá procurarse un amante
y vencer por detrás el ""stress""
que el marido le da por delante.
La mujer de un pequeño burgués,
la mujer de un pequeño burgués.


II
Para ser un pequeño burgués,
hay que andar siempre bien arropado;
secretaria, chófer y ""valet""
y un despacho muy bien decorado.
Liberal, por supuesto, ha de ser,
aunque el cuerpo le pida otra cosa
y si acaso dejar entrever
una leve tendencia izquierdosa.
Con los tiempos tendrá que aprender
a cambiar sin temor de camisa
y estarán, como tiene que ser,
estudiando sus hijos en Suiza.
Con los tiempos tendrá que aprender,
para ser un pequeño burgués.


III
Para ser un pequeño burgués
hay que estar, casi siempre, reunido:
"Dígale que me llame después"
y después: "el señor ya se ha ido".
El cinismo al más alto nivel,
suele dar sensación de solvencia,
lo que hará que se lleve muy bien
con las damas de beneficencia.
En resumen, se debe tener
vocación, ambición y paciencia
para ser un pequeño burgués.
Yo lo sé, por mi propia experiencia;
aprendí lo que tengo que hacer
para ser un pequeño burgués.

2 comentarios:

  1. compro todos los valores y cobardías necesarios para ser un pequeño burgués ahora mismo, ya, que los quería para ayer!! como decía otra canción: para ser un pequeño burgués de primeeeeraaa, aceleeera, aceleeeeraaa. cuando te pares y tengas algo de comodidad, túmbate a la bartola un rato, pero no mucho, que siempre queda algún fleco por ganar... no hay nada que perder

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  2. tenga cuidado al acelerar que como se me salga de la vía y se me estrelle, por un lado le quitarán puntos y por otro le darán varias docenas, je,je

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