lunes, 7 de marzo de 2011

EL DRAMA DE LOS SUBSAHARIANOS EN LIBIA


Probablemente las víctimas más frágiles del conflicto, los trabajadores inmigrantes subsaharianos se encuentran atrapados en una ratonera de difícil escapatoria. Son  más de un millón los subsaharianos que hasta la fecha venían trabajando en condiciones altamente precarias en  sectores tales como la construcción, el petroleo, los servicios o la agricultura. 

Estigmatizados como criminales por parte del pueblo libio, a resultas de la presunta participación de mercenarios subsaharianos en las masacres orquestadas por Gadafi, su integridad está seriamente amenazada. 
Miles de ellos permanecen hacinados junto al puerto de la ciudad de Bengasi, pendientes de ser admitidos en algún barco para poder abandonar el país. Asombrosamente muchos de estos barcos  niegan el acceso a los africanos por temor a que soliciten asilo político en los países de destino. La Unión Europea como el gobierno de España mantiene ese discurso hipócrita de la necesidad de ayudar a las víctimas por un lado mientras por otro blinda a cal y a canto sus fronteras.

Olvidados por  los gobiernos de sus países de origen, donde poco vale la vida de sus compatriotas, y por la inexistente solidaridad internacional su supervivencia pasa por  la incesante huida de la víctima que intuye que acabará siendo presa de su propia  miseria, ante la mirada impasible de un mundo que le da la espalda.

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