jueves, 6 de enero de 2011

DECAPITAR A LOS REYES DEL CONSUMO


Pasó la Navidad de Consumo, esa que nos vende los medios de comunicación, los supermercados y la iluminación extraordinaria de las calles. Pasó como pasa siempre, desde hace muchos años, con más pena que gloria y por donde pasa siempre, por los bolsillos y las cuentas corrientes. Pasó con su cantinela de hipocresía y mercantilismo. Pasó vomitando un nuevo año,  sin hacer borrón y cuenta nueva, arrastrando los saldos del pasado, montando un vergel consumista en mitad de un desierto descorazonador. Y se mantuvo indemne en sus formas de fiestas de consumo tradicional, consumo de cadáveres que se consumen consumiendo. Mercadeo de bolsas agradecidas para niños de bien que se portan bien, regular o mal,  nada importa en este mercadeo masivo para niños de bien que les anula la capacidad de apreciar el valor de los regalos. Niños empachados del cuerno de la abundancia ilusoria. Mercadeo que, sin embargo, no disfrutan  otros muchos, que no gozan de ese estatus de "bienestar", y a cuyos  portales, sea cual fuere su comportamiento, no se aproximarán ni los reyes de oriente ni los de occidente, sino sólo el aliento frío del frío invierno. 
No estaría de más empezar a pensar en eliminar a estos reyezuelos injustos y mercantilistas y nacionalizar el mercado de juguetes, para que sólo así todos los chavales puedan disponer de lo que se merecen y en su justa medida.

2 comentarios:

  1. W.B. Yeats, ese poeta grande a quien he estado releyendo estos días, como podrás ver en mi otro blog, escribió, querido Mak, unos versos que le van muy bien a tu alegado:
    «¡Viva la revolución, más cañonazos!
    Un mendigo a caballo azota a un mendigo a pie.
    ¡Viva la revolución, que vuelva el cañón!
    Los mendigos han cambiado de lugar, pero el látigo subsiste.»
    Un abrazo

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  2. Cuánta razón, y cuántos látigos encubiertos, gracias Antonio

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