En esta sociedad de consumo que nos regenta, en una sociedad que divide las personas en ganadoras y perdedoras, en vencedores y vencidos, yo alzo la voz para reivindicar a los perdedores, a aquellos que no reciben aplausos, ni los arengan las masas, ni reciben manifestaciones públicas de reconocimiento, ni los medios de comunicación les dedican portadas ni noticiarios. Y reivindico y homenajeo a todos aquellos que no tienen opción de llevar una vida digna porque viven aplastados, oprimidos, desposeídos o marginados, a los que son víctimas de la injusticia, de la desigualdad, de la ausencia de libertad.
Ellos y no otros son los que merecen mi homenaje y mi reconocimiento, los que día a día salvan la vida entre montañas de estiercol, entre hileras de contenedores de basura , bajo el techo de soportales, cajeros o cajas de cartón, los que no planifican vacaciones ni salidas de fin de semana, más allá de donde les arrastren las piernas, los que pasan de lunes a domingo al sol y a verlas venir, los que sin poder consumir son consumidos, aquellos que cada mañana se enfrentan a la supervivencia en un medio hostil, aquellos a los que se les corta las alas para impedirles el vuelo.
Yo reivindico al perdedor de la sociedad competitiva, individualista y depredadora, donde se dominan, explotan y destruyen recursos y bienes globales para acumular y ejercer “poder”. Una sociedad suicida, siempre insatisfecha, que nos vende la gran mentira de que “para estar bien, por más bien que estemos, hay que estar mejor” y que hay oportunidades para todos los que las sepan aprovechar, y que tanto tienes tanto vales y bla, bla, bla. Una sociedad tóxica que, desde la infancia, a través de la educación, los medios de comunicación y la publicidad, inculca como dogmas de fe el egoismo, el indivualismo y la competencia, hasta el punto de conseguir que no apreciemos la realidad tal y como es, sino como ellos nos la presentan .
Y reivindico y homenajeo a los que cada noche sueñan con superar esta maquiavélico engendro de ganadores y perdedores, a los que cada día salen a los balcones, a las calles, a las plazas, a la vida enarbolando la bandera de la cooperación, la solidaridad y el respeto.
"Cuando estás en la calle es cuando te das cuenta de que todo tiene dueño y de que hay cerrojos en todo. Así es como funciona la democracia: coges lo que puedes, intentas conservarlo y añadir algo si es posible. Así es también como funciona la dictadura sólo que una esclaviza y la otra destruye a sus desheredados."
(Charles Bukowski)
anem, hermano. una abraçada!
ResponderEliminarme lo he llevao pal façevou. 'ta prontus!!
ResponderEliminarsi, "los que sin poder consumir son consumidos", màs claro, agua. Gracias por este post tan preciso, un abrazo, Silvia.
ResponderEliminarMuy buen comentario
ResponderEliminarGracias a todos los que seguís ahí reivindicand, haciendo arte y dando caña, y dando caña
ResponderEliminarMe sumo a tu homenaje.
ResponderEliminarA los sobrevivientes condenados a transitar espacios sociales en los que son ignorados ... y continúan siendo desposeídos de sus derechos.
Reivindico como tú, a los que enarbolan las voces de la solidaridad, el respeto y claman por la recuperación de la dignidad de tantos olvidados.
Por los que soñamos con un mundo en el que no haya " perdedores".
Sabia y estremecedora semblanza de Bukoswki:""...la democracia destruye a los desheredados."
Me ha conmovido tu entrada porque retrata una realidad que muchos optan por ignorar .
Muy bueno!
Gracias Mak!