martes, 13 de abril de 2010

CUENTOS VIEJOS...


No seré yo, desde un país cuya Carta Magna establece la “preferencia” del varón sobre la mujer para la sucesión a la Jefatura de Estado, quien abandere una valiente defensa de la igualdad para cambiar el cuento o para cambiar el sexo al cuento (tengo mis dudas). Para eso, gracias a los tiempos que corren, tenemos ministr@s que dedican sus mayores desvelos a ello. Y la razón no les falta, que los héroes son los príncipes, y las mujeres las brujas. Hemos mamado una tradición de cuentos clásicos poblados por un lado de princesitas, hadas y otras mujeres ingenuas, serviciales y débiles, y por otro de príncipes, reyes, visires, lobos (pero qué lobos), personajes mucho más ricos, fuertes y poderosos. Así que déjenme un borrador y vamos a comenzar a borrar historias TRAN LA RÁ, para adaptarlas TRAN LA RÁ al progresismo institucional.
Y así el príncipe dejará de pasear todo el día a caballo y ayudará en casa para sacar la hipoteca adelante (no se sorprendan les recuerdo que este supuesto no deja de ser un cuento), y cenicienta no sufrirá el acaso de sus hermanastras ni tendrá que llegar antes de las 24 h. a casa por el sólo hecho de ser mujer, y Hansel y Gretel no acabarán en la casita de chocolate sino en alguna hermética sacristía y caperucita no se tragara las mentiras del lobo porque ha visto mucho cine gore, ahora a ver quién se come a quién. Y luego podemos continuar por los libros TRAN LA RÁ y seguir borrando o adaptando composiciones de Góngora, Quevedo, Cervantes, Lope y , tal vez sin menoscabo cultural, quemar aquellas que  pecan de sexistas en algún acto publico para que cunda el ejemplo y rematar con cuadros TRAN LA RÁ de autores machistas como Picasso o que han plasmado un mundo sexista como Miguel Ángel, Velazquez y Goya, y las esculturas machistas TRAN LA RÁ, y quizás sacarlos de la circulación, no sea que contaminen la casta burbuja educativa que nos cobija, y encerrarlos bajo siete llaves, o  junto a la tumba o la estatua ecuestre de algún dictador omnipresente. Incluso podríamos llegar a más TRAN LA RÁ, barrer del mapa cualquier vestigio ancestral del machismo: personajes históricos, templos religiosos, palacios, teatros…Cuánto trabajo daríamos a censores , políticos y charlatanes, TRAN LA RÁ siempre dispuestos a destruir y a ofrecer nuevos cuentos.A gusto nos íbamos a quedar, ah, eso sí ni tocar el contenido instructivo y aleccionador de nuestros medios de comunicación, esos que no dejan de ofrecer sana cultura en estado puro.
TRAN LA RÁ, TRAN LA RÁ

¡ Abajo los viejos cuentos, arriba los cuentos nuevos ¡

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