miércoles, 21 de abril de 2010


No te das cuenta,
siempre plantado delante,
dando vueltas a la cucharilla
removiendo el fondo de la taza
disolviendo el azucar en la amargura

No te das cuenta,
en el café siempre queda
el poso de los días
que trago a trago
vas consumiendo

No te das cuenta,
ese poso del café
también es el poso de la silla
que hora tras hora vas calentando
hasta convertirte en su esclavo

No te das cuenta,
también es el poso de las bolsas vacías
con las que arrastras tu alma,
por los supermercados
y el de los besos a los que se practicó la autopsia,
y el de los puentes colgantes que nunca cruzastes
por temor a las alturas,
Ahora, ahora sientes vertigo
cuando te asomas a tu taza de café

No te das cuenta,
que es el poso de la caja de cerillas que se agotan
con cada una de tus expiraciones
y no puedes evitar hincharte de aire los pulmones,

Un café calcado al de ayer,
y parece como si el de ayer
fuera el de hoy,
el ayer siempre reciente
pero no lo bastante...
y a medida que saboreas el "ayer"
desvanes el "hoy"
con la ansiedad de los espejos que se borran
y dejan en blanco sus imágenes

Detente,
Basta de mover la cucharilla,

Date cuenta,
que ese poso negro
no es más que el pozo
donde naufragan todos tus sorbos

2 comentarios:

  1. residuos despositados sobre
    facturas en blanco sin pagar
    llamadas perdidas al interior
    del fracaso condenado en una prisión
    que se transforma con prisa
    cambia de muros y blindaje
    y se presenta como solución total
    a todas las culpas a las que nos condenamos
    que se asientan en el debería hacer
    y se inscriben en el haber sido del vacío
    cuando amar es un reto
    una prueba superada en adelante
    y a veces una derrota en definitiva

    (de Ezequiel García)

    un abrazo!

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