martes, 23 de marzo de 2010

KLAMM NOS KONTROLA


Los tambores del dictador
vociferan desencajados,
en el altar se sacrifica
el alba del viajero,
se unge la victoria del soldado,
la libertad se tiñe de sangre


Las pisadas acompañan
la marcha marcial,
los novios de la muerte
cabalgan,
sobre manecillas
de despotas relojes


¡La muerte,
como única heredera de la vida!


pisadas machacando pisadas,
hundiendo las cenizas de los penitentes,
ladrillos tapiando el horizonte
y, sobre gargantas estranguladas,
el sempiterno sonsonete:


"Soy un hombre a quien la suerte
hirió con zarpa de fiera;
soy un novio de la muerte
que va a unirse en lazo fuerte
con tan leal compañera"

"Klamm estaba lejos. Una vez, la posadera lo había comparado con un águila y a K. le había parecido ridículo, pero ahora ya no se lo parecía. Pensaba en su lejanía, en su vivienda inaccesible, en su silencio, interrumpido quizás por gritos como nunca había oído K., en su mirada penetrante desde lo alto, que nunca se podía comprobar ni refutar, en sus círculos, indestructibles desde la profundidad de K., que Klamm iba trazando en lo alto, siguiendo leyes incomprensibles y sólo visibles durante unos instantes... Todo eso tenían Klamm y el águila en común." Frank Kafka, El castillo

"La fuerza del régimen actual, de envergadura mundial, se debe a que se ejerce de manera anónima, imperceptible, y por ello es intocable y coercitivo. Para librarnos de él, lo primero es hacerlo aparecer." Viviane Forrester, Una extraña dictadura


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